martes, 1 de septiembre de 2015

Segundones, tableros y dioses | Deportes | EL PAÍS

Justin Gatlin, en los Mundiales de atletismo. / PEDRO UGARTE (AFP)
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27/08 Jueves
Quedan cuatro días para que todo vuelva donde lo dejamos allá por finales de Junio. Lo normal es que los estos dos meses estivales sean un paréntesis y la primera semana de Septiembre se convierta en la siguiente a la última de Junio. Pero ¿y si no? Y si de vuelta a la ¿normalidad? nos encontramos que las cosas han cambiado. ¿Y si en el universo deportivo ya no vivimos en una tiranía futbolística? ¿Y si se ha vuelto a aquellos viejos tiempos donde se apreciaba al periodista capaz de acercase razonablemente a la utopía de la imparcialidad y han caído en desgracia los ¿periodistas? forofos y descaradamente partidistas que tanto parecen gustar, sobre todo en el medio televisivo? ¿Y si las televisiones públicas han dejado de ser la voz de su amo político? ¿Y si los políticos ya no nos van a aburrir o tratarnos como si fuésemos tontos con sus proclamas? ¿Y ha descendido el choriceo nacional? ¿Y si además de ir a la cárcel, estos antiguos próceres del país están devolviendo euro a euro lo robado? ¿Y si los haters de las redes sociales han decidido irse todos a vivir la luna y para escupir su odio únicamente entre ellos y lejos de nosotros? Ay…. que cosas se le ocurren a uno un jueves por la mañana. Deben ser los calores.
En fin, me centro y no falto a la cita de la final de 200 entre Bolt y Gatlin que termina como todos esperábamos. Me cae bien este Gatlin. Se le relaciona mucho con el doping pero en estas cosas siempre me decanto por la legalidad antes que por la condena ética. Le pillaron, pagó lo que decidió la autoridad competente y ahora corre y pasa controles como todo pichichi. Mientras no haya más datos, punto final. En Pekín ha demostrado mucha elegancia en la derrota, que no es fácil. Pero mi corriente de simpatía surge, sobre todo y como en otros casos parecidos, de la mala suerte que tienen algunos deportistas al coincidir en la misma época con fenómenos paranormales como son los Bolt, Michael Jordan, Eddy Merckx, Induráin u otros. Personajes galácticos, de los que sale uno cada 50 años y que durante su reinado, no dejan para el segundo casi ni las migajas. Eso es, simplemente, mala suerte.
Dawkins, en un partido de 1980. / Rusty Kennedy (AP)
28/08 Viernes
De Estados Unidos llega la noticia de la muerte de Darryl Dawnkins y en mi cabeza estalla un tablero. Baby Gorilla, Chocolate Thunder, el primer chaval que osó saltarse la universidad y fichar por la NBA con 18 años. Una autentica mala bestia que hizo cambiar la sujeción de los aros a los tableros para evitar que siguiese rompiéndolos. Un armario de tres cuerpos, con 2,11 de altura y la rapidez de un alero. Su credo baloncestístico era simple y directo: En cuanto me dan la pelota a menos de dos-tres metros del aro, voy y la machaco. Con la derecha, la izquierda o a dos manos, de cara, de espaldas o de lado, su muestrario era infinito y si queréis comprobarlo, disfrutad con este video de sus mejores 20 mates Una fuerza de la naturaleza, un anticipo de lo que luego fue Shaquille O,Neal. Gente que parece increíble que con los cuerpos que tiene puedan moverse con tanta rapidez. Cuando les veo, me viene a la cabeza la fórmula de la cantidad de movimiento, magnitud física también llamada ímpetu. Masa por velocidad. Que le pregunten a compañeros, rivales y tableros, si el ímpetu de Dawkins no era algo absolutamente fuera de serie. Y encima tenía pinta de buen chaval, siempre dispuesto a echar una risas. Vaya añito llevamos con los fallecimientos de exjugadores de baloncesto cincuentones . Darell Dawkins, Jerome Kersey, Anthony Mason, Roy Tarpley, Christian Welp. Aunque no haya jugado en la NBA, casi me dan ganas de alcanzar los sesenta cuanto antes.
29/08 Sábado
Hace mucho tiempo que dejé de creer en dioses, aunque de tragarme alguna de las historias que se cuentan, sería la de las religiones politeístas. Lo de tener uno sólo me parece bastante aburrido y poco funcional. Es como aquella vez que fui a Sierra Nevada a esquiar a un hotel que en su momento debió tener su esplendor, pero como comprobamos pronto, andaba de capa caída. Tanto que llegabas a recepción y te atendía un señor, te tomabas algo en el bar y te servía esa misma persona, que también a la mañana siguiente te ponía el desayuno. Tuvimos un problema con la calefacción de nuestra habitación, llamamos a recepción, donde nos respondió el mismo sujeto, y cuando subió el experto en calefacciones, ¿a que no sabéis quien era? Bingo. El omnipresente. En teoría valía para todo, en la práctica, estar en misa y repicando limitaba su capacidad para una buena atención. Por eso, de hacerme creyente, preferiría esa rica variedad de los romanos, griegos, egipcios o nórdicos, que para cada cosa contaban con una divinidad diferente. Todo a la carta.
El universo futbolístico lo ha entendido perfectamente, y fabrica como mínimo un dios por semana. Sobre todo en Madrid y Barcelona. La religión blanca y azulgrana cuentan con un divinidad superior, pero sus ideólogos entienden que tanto rezar a Messi y Ronaldo, Ronaldo y Messi, puede acabar cansándoles. Por eso de vez en cuando hay que derivar plegarias hacia otros. Suelen ser dioses interinos, que en cualquier momento quedan arrinconados o puede que hasta terminen convirtiéndose en demonios al no dar la talla de lo exigido. Pero cumplen su función temporal de estimular a los fieles y hacerles creer que su credo no corre peligro y no deben temer por el futuro. Esta semana seguramente serán James, Keylor Navas o incluso Vermailen , al que se han estado tomando a chufla durante toda la pasada temporada. La semana que viene, o quizás entre semana en un partido de selección o Champions, les tocará a otros. Y así hasta el infinito y más allá.
30/08 Domingo
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Gasol, ante Macedonia. / RAQUEL MANZANARES (EFE)
Juega la selección española de baloncesto su último torneo de preparación para el Eurobasket que comienza el sábado y completa su gira ganándolo todo. Teniendo en cuenta la enjundia de sus rivales, no se puede sacar muchas conclusiones salvo algunas obviedades, como que la Paudependencia es mayor que nunca. Vamos algo justos, con un equipo ligero y escaso de kilos si lo comparamos con lo que nos vamos a encontrar por ahí. ¿Pesimista? No. Pero con más moscas detrás de la oreja que nunca. El Mundial del año pasado nos convirtió en mortales después de muchos años sintiéndonos invencibles (salvo contra EEUU, una vez cada cuatro años). Y claro, como ocurre con Nadal, es raro tener dudas con deportistas o equipos que durante tantos años han generado lo más cercano posible a la confianza absoluta. Es lo que tiene que nos hayan malacostumbrado al éxito.
Termina la semana, termina el mes y termina también el Mundial de Atletismo con Bolt manteniéndose en la cumbre, unos cuantos momentos para el recuerdo y una actuación española que empezó a lo grande con el oro de Miguel Ángel López y a partir de ahí, no ha dado ninguna noticia ni medianamente sobresaliente. Quizás lo peor es que ha sido ni más ni menos de lo esperado.
Buena semana a todos y nos encontramos el jueves.
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